lunes, 29 de abril de 2013

Somatización y realizations

No nos damos cuenta, pero a veces todo eso que no nos llama la atención, que no nos preocupa, que no nos afecta... nos afecta. En lo más profundo de nuestro ser, todos estamos condicionados (no limitados, pero condicionados) por un inconsciente, que se queja, llora, patalea, se ríe y reacciona ante todo con nosotros. Es sólo una teoría. Pero... No es todo nada más que una teoría? No hay siempre más de una manera de ver o explicar las cosas?

Cada uno percibe a su yo como un cuerpo imaginario. Cuando pensamos en nuestro cuerpo -en nuestro cuerpo como extensión o personificación de nosotros mismos, de esa cosa que somos que ve, piensa y siente- no lo pensamos como un esqueleto óseo que se mantiene junto por cartílago, que está rodeado por músculos y ligamentos, y venas y arterias, y nervios, y ramificaciones, y cosas. No lo pensamos como lo que es en su dimensión real. Quizá sea porque cada uno se diferencia -en cierto momento de su existencia- de El Otro y se percibe a si mismo como un cuerpo -hablando de cuerpo como materia, como física- cerrado que le es propio, que está separado del resto de los cuerpos y del resto de las cosas, que posee cosas dentro que nos hacen sentir de tal o cual manera... Quizá se nos hace imposible pensarnos como elementos que estás unidos por cosas como cartílago y ligamentos (que además, sólo reconocemos como objetos reales si los vemos en una mesa de anatomía, e incluso en ese punto no están en su estado normal en el cuerpo, ni lo vemos como el mismo cartílago de nuestro cuerpo) porque, más allá de percibir esa terrible fragilidad (sobre este punto me gustaría explayarme en algún momento) que no sentimos en nosotros como cuerpos, cada uno se percibe como distinto, y el cartílago y los ligamentos son para todos. Todos.

Olvidemos por un momento que existen las variaciones anatómicas. Todos somos un conjunto de elementos que son indistintos para cada humano. Es, quizá, el concepto de especie. Pero es recién ahora que me doy cuenta... Al menos yo, no percibo el concepto de especie, ni el concepto de cuerpo, ni mi propio cuerpo, como un conjunto de músculos y ligamentos y cosas indistintos. Lo sé, sé la teoría, y la entiendo. La entiendo, pero es posible que el hecho de entenderla no tenga relación alguna con el poder asimilarlo y percibirlo de esa manera.

Sigan el hilo de mis pensamiento. Si hasta acá se entendió fue de milagro, porque tras tratar de prologar mi reflexión sólo la hice más compleja.
Lo cierto es que quizá todo eso que uno ve en anatomía y en, supongo, todas las materias de medicina, lo hacen pensar en el cuerpo como una conjunto de cosas ensambladas de tal o cual manera. Y sabemos que ese cuerpo que estudiamos no es sólo el del señor sobre la mesa, de los compañeros a nuestro al rededor, de los pacientes, sino también el nuestro. Y en el momento parece una cosa menor, un dato obvio, una conclusión totalmente lógica y desprovista de emocionalidad. Pero en el fondo -aunque es posible que seamos sólo yo y algún estudiante de Tailandia los que lo percibimos así- no es ni obvio, ni lógico, ni menor.
Percibimos, como humanos con psíquis que fascinó a Freud y a Lacan y tantos otros menos conocidos, a nuestro propio cuerpo en varias dimensiones y bla bla bla. Nuestro cuerpo es un cuerpo cerrado. Es propio, y por ende, es distinto, aunque seamos parte de una especie.

Quizá estoy perdiendo mi punto, aunque todavía no termino de dilucidar esta cuestión. Las percepciones que tenemos de todo aquello que nos rodeo, tanto físico como incorpóreo, condicionan y activan nuestro inconsciente, que condiciona con sus respuestas -y sus preguntas- a nuestro consciente, o sea, a nosotros, en lenguaje burdo y básico.
Podemos creer ingenuamente que no nos afecta y que no nos llama la atención, pero el proceso de entendimiento y asimilación de eso que percibimos fusionándose con eso que vemos y entendemos y estudiamos es largo y exhaustivo.

Hablo por mí -y por el estudiante anónimo de Tailandia- cuando digo todo esto, claro. A mí, todo este proceso me lleva a un estado de cansancio mental constante, de percepción adormecida, de somatización -en su grado más leve, o no-. Virtualmente, todo aquello que aprendemos que está, no está, porque no se percibe, no se siente.

Aún quedan muchas sensaciones que aclarar, pero supongo que todo llegará a su debido tiempo. Como tantos otros procesos inconscientes, llevará a la comprensión de distintos elementos relacionados de formas nuevas, que aún no percibimos en nuestro consciente. La somatización se quedará, o se irá, es un mero reflejo del organismo en su fusión de lo imaginario con lo real. Por ahora, sólo queda esperar.

sábado, 27 de abril de 2013

Vienna, Billy Joel.

Slow down you crazy child
You're so ambitious for a juvenile
But then if you're so smart tell me why
Are you still so afraid?

Where's the fire, what's the hurry about?
You better cool it off before you burn it out
You got so much to do and only
So many hours in a day


But you know that when the truth is told
That you can get what you want
Or you can just get old

You're gonna kick off before you even get halfway through
When will you realize...Vienna waits for you

Slow down you're doing fine
You can't be everything you want to be
Before your time

Although it's so romantic on the borderline tonight (tonight)
Too bad but it's the life you lead
You're so ahead of yourself
That you forgot what you need

Though you can see when you're wrong
You know you can't always see when you're right (you're right)

You got your passion you got your pride
But don't you know that only fools are satisfied?
Dream on but don't imagine they'll all come true

When will you realize
Vienna waits for you

Slow down you crazy child
Take the phone off the hook and disappear for a while
It's alright you can afford to lose a day or two
When will you realize...
Vienna waits for you.

And you know that when the truth is told
That you can get what you want
Or you can just get old
You're gonna kick off before you even get halfway through

Why don't you realize...Vienna waits for you
When will you realize...Vienna waits for you

sábado, 13 de abril de 2013

Crying record

Golpearse la cabeza contra la pared es algo que uno necesita hacer de vez en cuando, para liberar todo ese estrés que llevamos dentro (metafóricamente hablando, la mayoría de las veces). Pero es algo que no puede hacerse cuando uno no está solo. Es así, estar solo puede ser triste la mayoría de las veces, pero uno sólo puede gritar y patalear estando solo...
Lo irónico es que estando sola no puedo llorar. Empiezo a razonar y a pensar que en realidad es una pérdida de tiempo, que no sé si voy a poder desahogarme totalmente de ese modo, etc. Y al final, no lloro. No puedo.
Llorar dejó de tener esa connotación de tristeza, soledad e incomprensión que solía tener para mi ser pequeño, y pasó a ser un algo homólogo a una llave para abrir la puerta y dejar salir a todas las sombras que nos acechan. Claro que también se llora de tristeza, pero en general, mi llanto es de desesperación, pero como algo bueno, como algo que quema esa desesperación y la traduce a cenizas que eventualmente volarán con el viento.

Llorar en público es complicado, y no es mi arte. No me gusta tener que dar explicaciones de porque necesito llorar, y francamente, el consuelo que necesito es el que viene de mí misma. Necesito que esa parte fragmentada de mi consciente se destaque y me diga que todo va a estar bien, que hay que ir un paso a la vez, que puedo. El consuelo de los que me rodean es un lindo gesto, pero a menudo hiere más de lo que ayuda, especialmente aquellos que terminan en reproches, en "yo a tu edad hice esto y también ayudaba en la casa" y no nos olvidemos de los "y si no lo harás en tres años, o dejarás la carrera". Gracias. Prefiero llorar en la comodidad del hogar.
El problema central sobre el llanto es, -además de que está ligado a la tristeza- que uno aparece indefenso y deprimido ante el otro que lo contempla. Y no es una imagen fiel, al menos no en mi caso, no ahora. No estoy triste, no estoy deprimida, no estoy mal. No estoy mal, estoy feliz con el rumbo que puedo darle a mi vida, pero es un camino, y si bien el viaje de 5 minutos con música de fondo, sol y risas que muestra la tele se ve tentador, la vida real se compone de muchos cúmulos de horas y emociones, y no todas son dignas de captar con la cámara.

El punto es, que a veces se necesita llorar. Hay muchas cosas que inhiben las lágrimas, y estas no suelen aflorar cuando se las necesita, sino cuando uno más quisiera reprimirlas.
Quizá parte de su encanto sea justamente ese, y por eso podemos permitirnos fantasear con el llanto al llegar a casa, y una vez allí, no se pianta ni un lagrimón. Quizá el mero hecho de saber que existe la posibilidad de llegar y llorar es relajante. Quizá. Pero primero hay que encontrar ese lugar al cual llegar.