El miedo se arremolina, se calma, va y viene. Se enfurece y despierta al pánico, la abulia se presenta ante cada oportunidad. Y a la calma que tan rara vez me visita, debo despreciarla? Lo siento, no puedo creer en un mundo en que la calma sea mala. Es lo único que me queda para aferrarme a una existencia no tan llena de cortisol, sin esos momentitos de calma el miedo y la angustia son mares ininterrumpidos que ahogan y me pisan cada vez con más fuerza. La calma no puede ser mala.
Hablo de la calma como si tal cosa pero en realidad no ha venido a visitarme exactamente. Sensación extraña. Quiero que se termine. El hartazgo me fabricó una especie de calma provisoria, un salvavidas en el océano de miedo que fue creciendo obstinadamente. Las extremidades acalambradas, siento las cosas sólo a medias. Estará bien, estará mal... No sé. No hay modo de saberlo en realidad. ¿Por qué torturarse tratando de convencerse de que la calma es algo malo?
No quiero irme sin cerrar los ojos, tomar aire y usar el mantra de realmente esperar a que el universo acomode sus fichas. Me siento algo olvidada por el karma. Claro que contar con él no alcanza, pero incluso con todo mi arsenal, lo mejor preparado que puede estar considerando todo, me siento mentalmente en el borde de la cama esperando secretamente que me toque una vez más. Una vez más como otras, como hace no tanto tiempo.
El reloj se sigue moviendo, al tiempo no le importa. Las cartas caen, se acomodan como pueden, volvemos a mezclar. Y una vez más desde aquí, cierro los ojos y respiro profundo, and I hope for the best. Porque es todo lo que está a mi alcance a esta altura. Mi parte está hecha por esta noche. ¿Un guerrero de la luz se iría a dormir confiando en las fuerzas cósmicas? I'll keep on rowing. Parte de mí me esperará, sea como sea, del otro lado. Pero ahora sólo queda irse a dormir. Y déjar que el universo se acomode. De un modo u otro, cruzaré.
Kadima rak kadima. Find the way.