miércoles, 22 de mayo de 2013

Se puede.

Creo que estamos muy acelerados. Creo que hay que parar. Creo que tenemos que entender que esto es normal. Que pasa. Que no le pasa a todos, pero que pasa, y al fin de cuentas, qué importa, nos pasa. Y es normal. Y que es terrible, y angustiante, pero que no nos va a matar.

Que la vida no es sólo sobrevivir lo sabemos. Y la carrera lo mismo, uno quiere disfrutarlo, esa es la gran utopía, la de llegar y disfrutar el camino al mismo tiempo. Yo sigo apostando a que es posible. Algún día, distraída, me voy a dar cuenta que todo este tiempo en realidad fui muy feliz.

Es como lo primero que aprendí de yoga. No fue a respirar mejor. No fue a calmar mi mente.
Lo primero que aprendí fue que no importa cuán difícil sea respirar en esa postura imposible. Que todo es el primer momento y que estamos condicionados por límites imaginarios que le imponemos a nuestra realidad imaginaria. Que cuando decidimos que en esa postura no se puede respirar, no podemos. Pero si nos entregamos y dejamos que fluya un poco la corriente de palabras en nuestra mente, si nos concentramos sólo en respirar, con el convencimiento de que se puede... entonces ahí estás, en la postura del arado por primera vez, y... oh, sorpresa... respirando.

3 comentarios:

  1. Sería más sencillo detener la causa, antes que palear cada caso en concreto.

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    1. No estoy segura de entender... La causa de estar acelerados?

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    2. Claro, era sólo un pensamiento idealista, utópico; lo primero que vino a mi mente luego de leer la entrada. Fuera de ello, me alegra que usted haya descubierto en su historia personal la capacidad inherente, ese "se puede" que todos tenemos latente, me llena de inspiración, de esperanza. Mis congratulaciones, N.

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