miércoles, 8 de febrero de 2012

Extractos de "La Rueda", de Claire Dederer.

Más libros de yoga. Los amo. Siento que tienen tanto para enseñarme.
De éste en particular puedo decir, con mi humilde opinión, que me hizo reír mucho. Sonreí con las comparaciones, incluso cuando no estaba del todo segura de quiénes eran los personajes. Divertido, relajado. (Acabo de descubrir que también la autora tomaba clases los martes y los jueves, como eu.)

Hace bastante terminé de leerlo, y tiene una página doblada cada cinco, pero hasta ahora no había publicado ninguna parte en particular ("en particular" está demás). Así que aquí van, fragmentos, frases, cosas que quizá pasaste por alto; que se adaptan a varios contextos.

"Todas clavaban la vista al frente, a media distancia, como a punto de sufrir un ataque colectivo de pintura paisajística.  Sonreí con aire de disculpa. Es mi peor vicio y espero superarlo antes de cumplir ochenta años. Cuando sea una señora anciana por fin podré entrar en una habitación con actitud desafiante y arrogante."

"...siempre me he considerado una expectadora, incluso en pleno partido."

"Coser y cantar, vamos. Sólo que no era fácil. (No lo es cuando no sabes coser y cantar.)..."

"No sentía un fervor ateo por no creer; sentía una indiferencia agnóstica."

"Me inundaba una sensación mal documentada: la felicidad doméstica. Parecía algo permanente, estático. E implicaba una serie de numerosos objetos: trapos para secar platos, de cuadros rojos, doblados y apilados; un cuenco de limones; un florero con narcisos en la repisa de la ventana.  Pero en realidad la felicidad doméstica era tan efímera como cualquier otro sueño. Se basaba en el trabajo, el dinero y la buena suerte, todos ellos elementos que existían en un estado de cambio constante. Sobre todo, dependía de que hicieras lo correcto."

"Quizá mi primo tuviera razón. Quizá el yoga solo fuera un refugio seguro, como el vientre materno, para que los torpes volvieran a aprender las lecciones de la clase de gimnasia. Y sin embargo... Sin embargo ahí estaba yo, una persona completamente diferente, una persona capaz de hacer el pino. (...) En un instante, en lo que tardas en impulsarte con las piernas. Diferente."

"El yoga para mí era un intento de arreglar algo que iba mal en mi interior. Esa ansiedad que no comprendía, que parecía nacer de ninguna parte."

"Estaba claro que el yoga que enseñaban los sutras era distinto del que enseñaba el Pradipika, que a su vez era distinto del que me enseñaban a mí en el centro. Pero yo era una urraca, una gran aficionada al bricolaje, una pragmática: tomaría lo que necesitara y al carajo con la lógica."

"La Rueda. Mi vida en 23 posturas de yoga", por Claire Dederer.

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